Liderazgo

Por ITESM

6 Minutos

Publicado el 22/04/2021

Estar abierto al aprendizaje: la competencia maestra en nuestros días

Nueva llamada a la acción

¿Qué es el coaching?

El coaching tiene muchas definiciones que atribuyen funciones distintas al coach: escuchar, acompañar, retroalimentar, responsabilizar, empoderar e invitar a la acción. Durante el proceso, en el que el coachee trabaja para alcanzar una meta, lo más importante es la transformación interna que se produce en ese viaje, la cual conlleva uno o varios aprendizajes significativos a lo largo del camino. Por lo tanto, también es un facilitador del aprendizaje.

Cada profesión, requiere que quien la ejerce cuente con diversas capacidades, habilidades, destrezas, actitudes y comportamientos, que en conjunto llamamos competencias. Son tan importantes, que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se ha dado a la tarea de establecer una estrategia orientada a garantizar el progreso de las personas y los países, a través del desarrollo de competencias, en la cual considera la educación uno de los factores determinantes para su éxito.

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¿Cómo se relacionan las competencias del coach con el aprendizaje?

Tanto en las instituciones educativas como en el campo laboral, el modelo de enseñanza-aprendizaje va más allá de cubrir determinados contenidos temáticos, su objetivo principal es desarrollar competencias. ¿Cómo se relacionan las habilidades del coach y este modelo?

Al definir los fines de aprendizaje, es decir las competencias que se pretenden lograr, se debe procurar que éstos, al igual que las metas en el coaching, sean específicos, medibles, alcanzables, retadores, pero al mismo tiempo realistas y que se establezca un tiempo para lograrlos. Permitiendo que este pueda ser evaluado y retroalimentado.

Uno de los elementos clave en el éxito de este modelo educativo basado en competencias es la retroalimentación que el facilitador brinda durante el proceso de aprendizaje, la cual, va más allá de señalar los errores o las áreas de oportunidad, consiste también en comunicar las fortalezas que se observan, reconocer los avances y los esfuerzos realizados y definir de manera conjunta, tareas que garanticen eliminar las brechas identificadas con respecto a los fines de aprendizaje. Es fundamental que el facilitador utilice un lenguaje que abra las posibilidades de la persona que recibe la retroalimentación y la responsabilice de su desempeño futuro. Esta conversación debe estar orientada a definir las próximas acciones a realizar.

De la misma manera, debe escuchar para qué se adquieren esas capacidades, habilidades, destrezas, actitudes y comportamientos; y cómo es que empatan con las funciones que desempeña cada participante en el día a día, ya que, si éste último no pone en práctica todo el conocimiento adquirido en sus actividades diarias, el tiempo y esfuerzo invertidos no tendrían sentido. 

En este mismo contexto, muchas veces, cuando la persona busca un facilitador del aprendizaje, de alguna manera pide ayuda, pues percibe que los recursos con los que cuenta en el presente no son suficientes para lograr esas habilidades y conocimientos. 

Esos obstáculos pueden estar relacionados con la percepción de que es imposible llegar a poseer talentos con los que no nació, tales como lo son la inteligencia, memoria y liderazgo; con no tener habilidad para desempeñar determinadas tareas: escribir, realizar operaciones matemáticas o comprender el texto que se lee; e inclusive, con sentirse merecedores o no de realizarse personal y profesionalmente. Muchos genios, artistas y atletas se pierden en el camino al no encontrarse con personas que puedan detectar y trabajar esas creencias que los limitan a alcanzar todo su potencial para convertirlas en creencias que los empoderen y los encaminen al logro de sus sueños.

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¿Quién es el protagonista tanto en el coaching como en el proceso de aprendizaje?

No podemos dejar de lado que el papel protagónico en el proceso de aprendizaje ya no radica en la persona que enseña sino en quien aprende. Igual que en un proceso de coaching, el coach se centra en su coachee y le presta toda su atención, se pone a su servicio, para que sea este  el coachee el arquitecto de su propio conocimiento. Una manera de acompañarlo para diseñar esos planos, elegir los materiales y poner manos a la obra es realizar preguntas que promuevan el aprendizaje. Así, la respuesta no la tiene el facilitador sino quien busca desarrollar competencias.

¿Para qué seguir aprendiendo?

Partimos de la premisa que, en un mundo globalizado, complejo y cambiante, la supervivencia está ligada a la capacidad de adaptarse y la manera de hacerlo es reconocer que se necesitan aprender nuevas competencias y estar abierto a desarrollarlas.

Sin embargo, podemos estar tan inmersos en entender nuestro entorno, en reaccionar a los cambios que se están presentando con los recursos con los que actualmente contamos, y caer en la trampa de creer que el conocimiento que hemos adquirido es suficiente para responder a los retos que tenemos delante de nosotros. 

¿Cuántas veces has intentado enfrentarte a una situación que es nueva para ti aplicando comportamientos, conocimientos o herramientas que te han funcionado en el pasado? Puede ser que algunas veces el resultado haya sido exitoso, pero también, en un contexto diferente, los resultados no sean los esperados. Nuestro ego nos impide reconocer que, en un nuevo entorno, existen aspectos que desconocemos. El modelo tradicional de aprendizaje nos ha condicionado a sentirnos avergonzados al declarar que no sabemos ya que, dado que poseemos títulos universitarios, experiencia profesional o nacimos con algún talento, deberíamos tener ese conocimiento. Esa incapacidad para tomar consciencia de lo que no sabemos y necesitamos aprender, la llamamos para efectos de coaching, ceguera cognitiva.

Si Isaac Newton no se hubiera dado cuenta de que no sabía por qué los objetos caían al suelo, la humanidad no tendría la Ley de la Gravedad. El coach es también un cazador de cegueras cognitivas, acompaña al coachee a reconocerla, verbalizarla, confiar en su capacidad de aprendizaje y emprender acciones para adquirirlo. Tu existencia tiene un propósito específico. ¿De qué se ha estado perdiendo el mundo con lo que te falta por aprender?

"En tiempos de cambio quienes estén abiertos al aprendizaje se adueñarán del futuro, mientras que aquellos que creen saberlo todo estarán bien equipados para un mundo que ya no existe" Eric Hoffer.

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Por:

Mtra. María Ivett Freige Yáñez

Maestra en Administración y Licenciada en Contaduría Pública y Finanzas egresada del Tec de Monterrey Campus Ciudad de México. Coach Ejecutiva Certificada por ICT.

Profesora de Cátedra de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey, pionera en la impartición de Unidades de Formación del Nuevo Modelo Educativo Tec21 y miembro del equipo extendido para el Diseño de la Unidad de Formación “Análisis Fundamental de Empresas” del nuevo Plan de Estudios de la Licenciatura en Contaduría Pública y Finanzas.

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