Mucho se habla de la actual crisis que vivimos. La crisis sanitaria de COVID, ha derivado en la crisis económica más desastrosa desde la Gran Depresión de Estados Unidos de 1929. Hoy en día, esta crisis ha sido declarada por el Fondo Monetario Internacional (FMI, 2020) como el Gran Confinamiento.
Sabemos que esta ha azotado a las economías de todos los países, pero es importante entender que, aunque está crisis ha sido la más terrible de todos los tiempos, no es la única que viviremos y que ahora debemos entender los efectos tanto en la económica como en los créditos a los que accedemos.
Calderón y Bielma (2017) establecen que los ciclos de las crisis en México han tenido una duración de 8 años en promedio y estos pasan por un proceso de desaceleración, recesión, recuperación y expansión.
Así, México tiene registradas varias crisis en los últimos 40 años, como la crisis de diciembre 1994, antecedida por el Fobaproa y que ocasionó un decrecimiento económico de 6.3% de 1994 a 1995 (Banxico, 2021) causando que el tipo de cambio fuera de $3.10 pesos / dólar americano (3 de enero de 1994) a $4.96 pesos / dólar americano (30 de diciembre de 1994), lo que representó un incremento de 37.5% (Banxico, 2021).
Posteriormente se vivió la crisis del 2000, producto de la burbuja financiera de las empresas .com. Después, vino la crisis hipotecaria subprime de 2008 de Estados Unidos y que fue destapada por la quiebra de importantes bancos como Bear Stearns; dichos bancos no pudieron sostener los llamados créditos basura otorgados con garantías demasiado laxas.
La crisis que México vivió en 1994 fue originada internamente, sin embargo, la crisis de 2000 y 2008 fueron ocasionadas por mantener una fuerte relación comercial con Estados Unidos. Así, en este mundo de codependencia económica, debemos estar listos para lidiar con recurrentes crisis.
La actual crisis que vivimos en México fue precedida por un crecimiento económico en 2019 de 0% (INEGI, 2021) resultado de la inestabilidad política por la sucesión de López Obrador como Presidente. En 2020, nuestro país tuvo una contracción económica de 1.4%, 18.7% y 8.6% en el primer, segundo y tercer trimestre del año, respectivamente (INEGI, 2021).
El Fondo Monetario Internacional (FMI, 2020) proyecta un crecimiento económico de 0.2% para 2021. Es probable que sea hasta 2022 que salgamos de la recesión, para entrar en una aceleración económica que nos permita empezar nuevamente a levantar el vuelo.
En las últimas crisis vividas en la Republica Mexicana, cuando menos desde la crisis del 2000, hemos observado que el Banco de México ha intentado (y logrado con éxito) mantener la inflación baja y estable. Siendo que, desde entonces, hemos tenido una inflación anual promedio de 4 a 5%. Lo cual, resulta un lujo ya que antes de 1994 habíamos llegado a tener índices inflacionarios de hasta 50%. Este escenario permite tener una planeación financiera tanto en negocios como en los hogares con mucha estabilidad.
Ahora bien, es importante mencionar que el Banco de México no tiene una injerencia directa sobre la inflación, ya que gozamos de políticas económicas que promueven el libre mercado. Sin embargo, este tiene control sobre la tasa objetivo.
Esta tasa es la referente para bancos que operan en el país para fijar tasas de interés y de rendimientos. Por lo tanto, cuando son momentos de crisis, el Banco de México, tiende a reducir la tasa objetivo con la finalidad de incentivar la reactivación de créditos y así, dar un impulso a la economía. De esta forma podemos encontrar que, se registra en las últimas crisis, en las épocas de recesión económica, la tasa objetivo del Banco de México se reduce. Así, las empresas pueden utilizar créditos para financiar algunas de sus operaciones y ¿por qué no?... para crecer. Es así como, el hecho de que la tasa objetivo se reduzca, incide en el que la inflación también se mantenga baja.
Ahora bien, observamos que los periodos de bonanza o tempestad de un país tienen un efecto mariposa sobre otras economías. Por lo cual, debemos comprender que, así como la balanza comercial de los países se ve afectada por la crisis intrínseca de una determinada nación, las tasas objetivo de un país también se pueden ver alteradas por la de otro.
Así, hemos visto que, en la actual crisis, la estrategia de los bancos centrales de otros países ha sido reducir sus tasas de referencia. Tal es el caso de la Reserva Federal de Estados Unidos, que tiene la consigna de mantener la tasa de referencia de 0% hasta el 2022.
Por lo tanto, debemos considerar que en tiempos de desaceleración económica y de recesión de esta crisis y de las venideras muestran un escenario en el que la tasa objetivo y la inflación están bajas. Así mismo, es notable que, en el periodo de recuperación y expansión, estos indicadores se incrementarán.
Cabe resaltar la importancia de que los negocios y familias estén preparados con una salud financiera adecuada, siendo que esto implica el que se soliciten créditos cuando las tasas son bajas y se invierta en activos cuando la economía tenga una buena posición.
Fuentes:
Banco de México, Fondo Monetario Internacional (2021), Instituto Nacional de Estadística y Geografía (2021), Calderón, C. y Bielma, L. (2017) Integración económica, crisis económicas y ciclos económicos en México. Contaduría y administración, 62(1), 64-84.
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