Por Vicerrectoría Educación Continua y Posgrados

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Publicado el 14/11/2025

Cómo vivir el duelo desde la resiliencia y la gratitud

En la etapa madura de la vida, las despedidas y los recuerdos adquieren una profundidad singular. Ya no se trata únicamente de decir adiós, sino de reconciliarse con el destino, honrar lo vivido y abrir espacio para una nueva manera de habitar el presente.  

Vivir el duelo desde la mirada de la resiliencia y la gratitud es un proceso profundamente humano. No significa que “no duela” o que se tenga que “superar rápido”, sino transitarlo con conciencia, aceptación y apertura a lo que la vida aún ofrece 

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  1. Una reconciliación profunda con lo que fue

El filósofo Friedrich Nietzsche dejó quizás una de las más importantes invitaciones a este tipo de reconciliación a través de su célebre frase: 

“Mi fórmula para la grandeza en un ser humano es amor fati: que uno no quiera que nada sea diferente, ni hacia adelante, ni hacia atrás, ni en toda la eternidad. No solo soportar lo necesario, y mucho menos ocultarlo... sino amarlo." - Friedrich Nietzsch  

Amor fati — amor al destino — nos convoca a amar no sólo lo que hemos elegido, sino también lo que nos ha sucedido, incluso aquello que nos ha roto. En el duelo, esta filosofía cobra gran relevancia: no se trata de maquillar la pérdida, sino de aceptarla, atravesarla y transformarla. Es hacer las paces con lo que fue, para que lo que queda no pierda sentido. 

En las despedidas sean de personas, etapas, trabajos o de la propia salud hay siempre un quiebre. Lo que antes era, deja de ser; y lo que vendrá, todavía no se sabe. En ese intervalo incierto, aprender a aceptar la vida tal como es, abre la puerta a la gratitud: por lo que se tuvo, por lo que se perdió, por lo aprendido y por lo nuevo que vendrá. 

  1. Del duelo a la resiliencia

La resiliencia no significa volver a ser como antes, sino de aceptar la adversidad y encontrar el coraje para seguir viviendo con sentido. En este proceso, esto implica darse permiso para sentir, llorar y recordar. 

Tras una pérdida personal, no podemos cambiar lo sucedido, pero si podemos controlar cómo respondemos, los recuerdos que atesoramos, los sistemas de apoyo en los que decidimos confiar y los rituales que creamos para honrar a nuestros seres queridos.  

La resiliencia es una cualidad dinámica que, al igual que los músculos, puede fortalecerse con práctica y constancia. Expertos como la Dra. Lucy Hone muestran que, con las estrategias adecuadas, es posible desarrollar nuestra capacidad de enfrentar la adversidad. Un concepto clave en este proceso es la mentalidad de crecimiento, popularizada por la Dra. Carol Dweck: la creencia de que nuestras habilidades y recursos internos pueden cultivarse mediante dedicación y esfuerzo (Maven, 2023). 

En el contexto del duelo, cultivar esta mentalidad implica aplicar herramientas concretas: escribir un diario para acompañar y orientar el propio proceso emocional, buscar terapia o asesoramiento para obtener guía estructurada, participar en grupos de apoyo donde compartir y aprender de experiencias comunes, y establecer metas pequeñas que generen sensación de logro y motiven a avanzar. 

En esencia, el camino hacia la resiliencia es continuo. Requiere paciencia, compromiso y la confianza de que, incluso en medio de un dolor profundo, es posible sanar. 

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  1. Gratitud: un impulso para la nueva etapa

La gratitud en el duelo puede parecer paradójica, pero es real: agradecer no es negar el dolor, sino reconocer que algo fue valioso y a pesar de que concluyó, dejó huella.  

Aunque nuestros seres queridos ya no estén físicamente, el vínculo que nos une permanece y puede reinventarse: cambia su forma, pero conserva su esencia. Esta transformación se convierte en un recurso vital que nos permite vivir de manera más consciente. El hecho de que ya no estén presentes no significa que dejemos de quererlos. 

La vida en su plenitud implica aceptar lo inevitable: el cambio, la pérdida y la transformación. El duelo, como parte de ese proceso, es un viaje que entrelaza tristeza, memoria y aprendizaje. Liderarlo con ecuanimidad, vulnerabilidad y gratitud nos permite transformar las despedidas en oportunidades de reconciliación con nosotros mismos y con la vida, de modo que cada recuerdo y cada adiós sea un paso para nuestro crecimiento interior. 

Si atraviesas una etapa de despedida o estás acompañado de otros que lo transitan, quizá te interese el programa de Educación Continua del Tecnológico de Monterrey “Despedidas y recuerdos en la etapa madura: resiliencia y gestión del duelo”, que ofrece herramientas prácticas para cultivar una cultura del duelo saludable: transformación, sentido y propósito. 

Da clic aquí para conocer más detalles sobre el programa: https://maestriasydiplomados.tec.mx/programas/curso-despedidas-y-recuerdos-en-la-etapa-madura-resiliencia-y-gestion-del-duelo-virtual 

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Vicerrectoría Educación Continua y Posgrados

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