La participación ciudadana es el mecanismo social que ayuda en el desarrollo de un gobierno y a proveerlo de democracia mediante la integración de la comunidad en las diferentes actividades de su entorno. A través de esta actividad toda persona tiene el derecho para intervenir, deliberar, discutir y cooperar en las decisiones públicas.
En el contexto de la administración pública, la participación ciudadana se considera parte de un proceso de construcción de políticas que filtran, analizan y dan respuesta a los derechos de los individuos, en lo cultural, social, política y cívicamente hablando.
Para entenderlo de una mejor manera, podemos decir que esta representa la construcción del espacio público, un elemento clave en la formación de los gobiernos abiertos y democráticos, es una herramienta necesaria para la evolución de un Estado y para forjar su democracia y política pública.
Durante los últimos años han crecido los diferentes métodos de participación ciudadana, obteniendo resultados diversos para el diseño y la ejecución de las diferentes políticas públicas creadas por un gobierno, formando ciudadanos capaces de participar, cooperar o competir en la lucha política por ejercer el poder.
De acuerdo con T. H. Marshall, la ciudadanía es la plena pertenencia a una comunidad, misma que implica la participación de los individuos en la determinación de las condiciones de su propia asociación.
Hacer a la ciudadanía parte de la toma de decisiones de un gobierno es el camino al éxito para crear políticas eficientes que permitan satisfacer las demandas del pueblo.
La participación de los ciudadanos representa por sí misma un valor democrático para todos los gobiernos, ya que es una forma de expresión, autonomía y libertad de los individuos pertenecientes a un entorno.
Esta no representa como tal una decisión sobre el futuro de una sociedad, sino el de tener la posibilidad de ser parte de la toma de decisiones e influir positivamente en ella.
En los asuntos políticos, representa un pilar fundamental en la construcción de políticas públicas justas y sociedades que acaten como principal argumento la igualdad de los individuos.
Sin embargo, aún y cuando esto es un reflejo de las necesidades del pueblo, no quiere decir que elimine por completo los problemas y las desigualdades sociales, pero se convierte en una actividad para que los ciudadanos logren su democratización.
En conclusión, para la construcción de sociedades más equitativas y justas con modelos de gestión democrática, resulta necesario abrir espacio a la participación ciudadana en los asuntos políticos, así como crear una comunicación eficaz.
La importancia de adoptar la participación ciudadana dentro de los procesos de gobierno radica en la necesidad de crear ese vínculo de cercanía con los ciudadanos y un gobierno para crear entornos democráticos en los que la principal prioridad sea la libertad de la gente.
Fuentes:
CEENL, Gobierno de México, REDALYC.