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Gestión ágil de proyectos: Clave para el éxito en entornos empresariales cambiantes

Escrito por Vicerrectoría Educación Continua y Posgrados | enero 10, 2024

Descubre las estrategias y metodologías fundamentales para implementar con éxito la gestión ágil de proyectos en tu organización. Además, sumérgete en un caso práctico que ilustra cómo dicho enfoque transformó un proyecto, brindando resultados tangibles y eficiencia operativa. 

 Uno de los caminos más efectivos para la gestión de proyectos en entornos empresariales cambiantes en donde suele perderse la orientación hacia el cumplimiento de los objetivos originales, es implementar un enfoque ágil en el desarrollo de dicha tarea. 

 En tal contexto, un enfoque ágil se refiere a un conjunto de prácticas y principios que se centran en la flexibilidad, la colaboración y la entrega incremental de resultados. A diferencia de abordajes tradicionales que siguen modelos más rígidos y planificados, el ágil se adapta a medida que avanza el proyecto y se preocupa por satisfacer las necesidades cambiantes del cliente. 

 Si en tu empresa eres la o el encargado de liderar proyectos en ambientes de naturaleza volátil y de constantes cambios, enseguida te compartiremos estrategias y métodos que puedes considerar para el desempeño exitoso de tus funciones de coordinación, tomando como referencia al abordaje antes señalado. 

Además, para llevar a la práctica lo expuesto sobre el tema, expondremos un caso hipotético de la aplicación de dicho enfoque en un sector de la industria. 

¿Cuáles son las características de una gestión ágil de proyectos? 

Antes de presentar las estrategias y métodos indicados, primero es importante conocer cuáles son los distintivos de una gestión ágil de proyectos, pues estos son el punto de partida y la razón de existir de las primeras.   

Para la consulta de dichas características, se utilizó como referencia a la información sobre la temática que da a conocer la empresa internacional especialista en gestión del cambio, Prosci, en su sitio web. 

  • Desarrollo iterativo e incremental: Los proyectos ágiles se dividen en iteraciones o ciclos de trabajo cortos, generalmente de dos a cuatro semanas. Después de cada iteración, se hace una entrega de resultados que constituyen los elementos que, de manera consecutiva (o incremental), permitirán el logro del objetivo final del proyecto. 
  • Retroalimentación continua: El proceso ágil incluye la revisión y la retroalimentación continua. Es por ello que, tras cada iteración, se realiza una retrospectiva para evaluar lo que funcionó bien, lo que podría mejorarse y cómo abordar esos aspectos en la siguiente iteración. 
  • Entrega continua de valor: La entrega escalonada de resultados también busca proporcionar valor al cliente de forma constante a lo largo del desarrollo. De tal modo, éste puede obtener beneficios tangibles en etapas tempranas del proyecto. 
  • Colaboración y comunicación: Se fomenta la comunicación continua y la colaboración estrecha entre los miembros del equipo y, cuando es oportuno, con los clientes y otras partes interesadas. Lo anterior ayuda a garantizar una comprensión compartida de los objetivos del proyecto y facilita la resolución rápida de problemas. 
  • Adaptabilidad: El enfoque ágil reconoce que los requisitos y las prioridades pueden cambiar a lo largo del tiempo. Por lo tanto, se centra en la capacidad de adaptarse a estos cambios de manera rápida y eficiente.  
  • Autoorganización del equipo: Los equipos ágiles son autónomos y se espera que tomen decisiones relacionadas con su trabajo. Se promueve la autoorganización y la responsabilidad compartida entre los miembros del equipo. 
  • Enfoque en la calidad: La calidad del producto o servicio que se desarrolla a través del proyecto, es un objetivo clave en la gestión ágil. Para ello, se realizan prácticas como pruebas continuas, revisión de código y retroalimentación constante para garantizar que el producto o servicio cumpla con altos estándares de calidad.

¿Cómo se implementa una gestión ágil de proyectos? 

De acuerdo con la consultora Prosci, son cinco fases las que deben considerarse para implementar una gestión ágil en los proyectos: 

Fase 1: Visualización. En esta fase, se establece una visión clara del proyecto, además de identificar sus objetivos y las personas que los llevarán a cabo. Dichas acciones son clave para alinear a todos los miembros del equipo y a las partes interesadas en torno a un propósito común. 
 
Fase 2: Especulación. Enseguida, los equipos que forman parte del proyecto se encargan de reunir toda la información para el arranque de actividades, además de determinar las iteraciones que integrarán al proceso de desarrollo. 

Fase 3: Exploración. Posteriormente, se trabaja en entregables consecutivos (o incrementales) con el fin de obtener la opinión del cliente a la brevedad posible.  
 
Fase 4: Adaptación: Considerando que uno de los distintivos de esta forma de gestión es adaptarse a los cambios, la fase de adaptación implica revisar los entregables y ajustarlos según sea necesario, considerando las condiciones actuales. 

Fase 5: Conclusiones. El proceso culmina con la exposición de los resultados clave del proyecto y con la atención a cualquier asunto que falte por resolver. 

“El objetivo es adaptarse a acciones futuras basándonos en ese feedback constante y, si fuera necesario, aplicar pequeñas modificaciones al trabajo entregado en lugar de rehacer el proyecto desde el inicio” (Prosci, 2023). 

¿Cuáles son los métodos más populares? 

Dentro de los métodos de mayor uso para la gestión ágil de proyectos se encuentran los siguientes: 

Scrum 

Scrum es un marco ágil muy utilizado para la gestión de proyectos que se centra en la entrega iterativa y continua de productos de alta calidad. Se distingue por dividir los proyectos en sprints (periodos cortos de tiempo), durante los cuales se desarrolla un conjunto específico de tareas. Los equipos trabajan de manera colaborativa y autónoma, aprendiendo de cada sprint y mejorando continuamente a través de la reflexión sobre sus experiencias. 

Este método incorpora roles claves como el Scrum Master, encargado de facilitar el proceso y eliminar obstáculos, y el Product Owner, representante de las necesidades del cliente. Los eventos regulares del proceso, como la planificación de las tareas y las reuniones para revisar resultados, aseguran una comunicación efectiva y permiten ajustes rápidos según la retroalimentación del cliente.  

Scrum busca maximizar el valor entregado al cliente al tiempo que proporciona flexibilidad para adaptarse a cambios en los requisitos del proyecto, convirtiéndolo en un enfoque dinámico y orientado a resultados.  



Kanban 

Kanban se basa en la idea de representar visualmente, a través de tarjetas, las actividades de un proyecto. 

Su objetivo es proporcionar transparencia sobre el trabajo en curso y permitir que los miembros del equipo vean fácilmente el estado de las actividades de los demás.  

Esta metodología se distingue por hacer énfasis en la limitación del trabajo en curso, permitiendo el control y reducción de la cantidad de tareas manejadas a la vez para mejorar la eficiencia y minimizar los cuellos de botella.  

Con una comunicación en tiempo real sobre la capacidad del equipo y una clara visualización de las tareas, este método facilita la gestión eficiente y adaptable de proyectos al proporcionar una representación visual clara y procesos flexibles. 

Lean 

Lean, como enfoque ágil para la gestión de proyectos, se fundamenta en la eliminación del desperdicio y la optimización de procesos para lograr una entrega más eficiente y valiosa con la menor cantidad de recursos posibles. 

De manera particular, este método se centra en identificar y eliminar actividades que no añaden valor al cliente, como tiempos de espera innecesarios o excesos en el proceso de producción.  

La filosofía Lean aboga, entonces, por la simplificación y la mejora continua, promoviendo un flujo de trabajo constante que responda de manera ágil a las necesidades cambiantes del cliente. 
 
Ejemplo de aplicación del enfoque ágil en un proyecto de desarrollo de software 

Imagina un caso en el sector de desarrollo de software, donde la implementación de un enfoque ágil, específicamente Scrum, ha tenido un impacto significativo en la gestión de proyectos. Cabe señalar que para este ejercicio se consideró la información sobre la metodología que presenta la empresa consultora Eniun en su sitio web. 

Contexto del proyecto: 

Industria: Desarrollo de Software. 

Empresa: LíneaCero Tecnologías. 

Proyecto: Elaborar una nueva aplicación de gestión de proyectos. 

Implementación de Scrum: La empresa LíneaCero Tecnologías decide adoptar Scrum para mejorar la eficiencia y la capacidad de respuesta a los cambios en el desarrollo de su nueva aplicación de gestión de proyectos. 

Formación del equipo Scrum: 

Se forma un equipo multifuncional que incluye desarrolladores, diseñadores y expertos en experiencia de usuario (UX). 

Se designa a un Scrum Master para facilitar el proceso y a un Product Owner que representa las necesidades del cliente. 

Backlog de producto: 
 
El Product Owner crea un backlog de producto que contiene todas las funcionalidades y características que se espera que tenga la aplicación, priorizando según el valor para el cliente. 

Iteraciones (sprints): 
 
El equipo trabaja en iteraciones de desarrollo llamadas sprints, que duran dos semanas cada una. 

Al comienzo de cada sprint, el equipo selecciona un conjunto de elementos del backlog de producto para implementar durante ese periodo. 

Reuniones diarias (daily standups): 
 
Se llevan a cabo reuniones diarias cortas donde cada miembro del equipo comparte lo que hizo ayer, lo que planea hacer hoy y si hay algún impedimento. 
 
Revisión del sprint: 
 
Al final de cada sprint, se organiza una reunión de revisión donde el equipo demuestra las funcionalidades completadas y recibe retroalimentación del Product Owner y otros stakeholders (como clientes, socios comerciales, proveedores, accionistas, autoridades reguladoras, entre otros). 

Adaptación continua: 
 
Se lleva a cabo una retrospectiva al final de cada sprint para analizar lo que funcionó bien, lo que podría mejorarse y cómo hacerlo. 

El equipo ajusta su enfoque y planificación en consecuencia para el próximo sprint. 
 
Resultados y beneficios: 

Mayor flexibilidad: El equipo puede adaptarse rápidamente a los cambios en los requisitos del cliente o en las condiciones del mercado. 

Mayor colaboración: La comunicación continua y las reuniones regulares promueven la colaboración entre los miembros del equipo y con los stakeholders. 

Entrega incremental: La aplicación se entrega en incrementos funcionales después de cada sprint, lo que permite obtener retroalimentación temprana y garantiza un valor continuo para el cliente. 

Mejora continua: La retrospectiva al final de cada sprint impulsa la mejora continua del proceso, permitiendo al equipo ajustar y perfeccionar su rendimiento. 

Este ejemplo ilustra cómo la implementación de un enfoque ágil como Scrum en un proyecto de desarrollo de software puede potenciar la eficiencia, fomentar la colaboración y fortalecer la capacidad de adaptación de todos los participantes involucrados en llevarlo a cabo. 

Es importante subrayar que el enfoque ágil no se limita solo al ámbito del desarrollo de software; por el contrario, demuestra ser exitoso en proyectos de diversas industrias. Esto se debe a que la flexibilidad inherente de las metodologías ágiles les permite adaptarse a las cambiantes necesidades y complejidades de proyectos en áreas como gestión de construcción, producción manufacturera, planificación de eventos, investigación y desarrollo, entre otras.   

Tal enfoque, por ende, logra resultados positivos y una gestión más eficaz en distintos sectores, consolidándose como una herramienta valiosa para enfrentar los desafíos de proyectos multifacéticos. 

Si quieres contar con mayores conocimientos sobre la gestión ágil de proyectos y sobre la manera en que puedes aplicarla en tu propia organización, te recomendamos ser parte de la trayectoria flexible “Agile Project Leader”, que ofrece el Tecnológico de Monterrey, a través de su modalidad The Learning Gate. 

Y es que uno de los objetivos centrales de este programa es contribuir a la formación de profesionales preparados para la dirección de proyectos que generen valor a las organizaciones. Lo anterior en alineación con los objetivos de la empresa, pero, principalmente, atendiendo a las necesidades de los clientes.